No
me importa tu soledad a gritos,
tu
soledad urgente que es un teléfono de mármol,
una
silla enfrentada al huracán,
un
espejo
que
prende la habitación
con
la figura en llamas de quien nunca fuiste.
No
me importa tu soledad a gritos,
tu
soledad que busca la compasión en otros,
la
que se añade al libro y a la camisa rota,
la
que refleja al necio
cuando
se mira en ti.
Tuviste
tiempo, ahora
eres
el vaso lleno de ausencia,
la
voz que rebosa
de
la garganta a la excusa, pero no,
no
me importa tu soledad a gritos,
tu
soledad que viene
para
quedarse en mí.
DAVID MINAYO, MAYO 2013
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