jueves, 27 de febrero de 2014

UN AMOR DE CINE, la obra de teatro



La idea surgió de repente de la mente creadora de mis amigos Daniel Ghersi y Miguel A. Álvaro: mezclar teatro con poesía, con nuestra poesía. Ellos escriben, pero sobre todo son actores —de los buenos— y llevan tiempo recorriendo las salas de teatro.

El proyecto tomó forma y así nació «Un amor de cine». En el cartel se define como: Un cine y tres personajes: el taquillero, el acomodador y el proyeccionista. Dentro de la trama, que será la del público, los personajes irán combinando y desgranando propias historias de amor a través de sus poemas.

Mañana, a las 21:30, volverá a ser representada en la Sala Voz, ubicada en la calle Constancia, 41, de Madrid. Tal vez sea la última vez que pueda verse, o tal vez no...

Mientras tanto, os dejo un vídeo grabado por mi buen amigo Enrique Muñiz Ordás en el que podréis ver un fragmento donde interpreto «El parque», un poema que está incluído en mi libro El amor en tiempos de los desguaces de coches, Ediciones Vitruvio.





viernes, 21 de febrero de 2014

EL PARQUE





EL PARQUE

Cuando regrese al parque
sombras de abedules pintarán de negro
la arena donde pisaban
tus palabras de nieve.
Corazones ajenos repasarán lecciones
de amores embozados en bancos de plata.
Niños que no existen
poblarán cavernas de hierro
atados a una cuerda invisible que les mide.

Cuando regrese al parque
y mis ojos busquen coordenadas vacías
sombras de abedules instilarán tu ausencia
sobre los bancos de plata.
Madrid habrá estrenado su nuevo corte de pelo
y tú
serás
un aire lejano de nadie
que ronda las ventanas.

DAVID MINAYO, 
EL AMOR EN TIEMPOS DE LOS DESGUACES
DE COCHES, Ediciones Vitruvio, 2014 




viernes, 7 de febrero de 2014

EL AMOR EN TIEMPOS DE LOS DESGUACES DE COCHES, LA PRESENTACIÓN



La tarde del 6 de febrero de 2014 se quedará para siempre grabada en mi memoria: mi Amor en tiempos de los desguaces de coches no pudo presentarse de mejor manera, arropado por el cariño y el apoyo de tantos amigos. Y es que el rincón de don Antonio del Café Comercial se llenó para recibirnos, a mí, al libro, y a mis dos compañeros de aventura —que a modo de instructores paracaidistas me sujetaban durante la caída libre—: Pablo Méndez, poeta, amigo y editor de Vitruvio, y Fernando López Guisado, amigo y también gran poeta, que explicó la forma en que nos conocimos y su impresión sobre mi poesía. 

Quiero agradeceros vuestra presencia a los que estuvisteis allí, y a los que, a pesar de no poder asistir, me acompañásteis con el corazón: muchas gracias a todos, porque sois muy grandes, y porque sin vosotros este camino no tendría sentido.

Os dejo el vídeo de la velada, que será testigo fiel y mejor narrador de lo acontecido que mis difusas palabras: