sábado, 22 de marzo de 2014

TU TIEMPO Y EL MÍO


Hombre solitario paseando tras cristal mojado. Fotografía de Manuel H. Minayo

TU TIEMPO Y EL MÍO

Hay una gran diferencia
entre tu tiempo y el mío:
el tuyo transcurre entre libros, se pierde
por tu larga estantería, se deja
llevar por el vaivén
de las cenas programadas, el mío…
El mío en cambio se lleva a cuestas.

La soledad
se multiplica
cuando lo único que quieres es evitarla.

Me dijiste:
Adiós, gracias por todo, pero ahí te quedas.

Ahí es un sitio abstracto, diferente.
Mi sitio fue una escalera que duró tres horas.
Una burbuja de aire cercando el estómago.

Me senté con los ojos callados.
Con la puerta entreabierta
del corazón.
Los corazones tienen la extraña costumbre
de gritar y revolverse
cuando no están de acuerdo.

Hay una gran diferencia
entre tu tiempo y el mío:
tú lo conviertes en algo, lo mueves
de aquí para allá, juegas
con él para darle sentido.

El mío
simplemente
pasa
sin ti.

DAVID MINAYO,
El amor en tiempos de los desguaces de coches,
Ediciones Vitruvio, 2014


sábado, 15 de marzo de 2014

CUATRO POEMAS DE VÍCTOR BOTAS





AHORA

Una mujer de ojos verdes irá en estos momentos
por Tottenham Court, hacia Oxford Street.
Otra, de negra cabellera, estará ahora mismo cruzando
la Via dei Fori Imperiali, el Coliseo al fondo.
Una tercera, sale seguramente de la boca
del metro de París, justo frente a l
Etoile.
En Madrid, habrá una jovencita que ligue emocionada
mientras toma una caña en algún bar de Rosales,
cerca del templo egipcio:
¿Y tú, my rose, my rose?:
                                                a lo mejor
miras en este instante
el mar y no comprendes
que te lo llevas todo en las pupilas.
                                                                   Mientras,
yo mato el tiempo tercamente
en este cuarto gris y ante esta hoja.


ANALES

El 2 de septiembre del año 31 antes de Cristo
Octavio (aún no era Augusto
                                                      ——lo sería
en enero del 27)
borra del mar de Actium,
bajo un sol impasible,
el gran sueño imperial de Cleopatra.

En Mühlberg, Carlos V, el 25
de abril de 1547,
desde el lecho doliente de un ataque de gota,
humilla al luterano
Juan Federico de Sajonia,
                                                  y Wittemberg
patria de la Reforma
vuelve a poder católico.

                                             El 21
de octubre de 1805, Nelson
herido ya de muerte,
derrota en Trafalgar y simultánea-
mente a las dos armadas
enemigas.

El 5 de junio de 1942, el almirante
japonés Yamamoto, ante el de
sastre
inevitable, ordena
cambiar rumbo a sus naves
de Midway, entre golpes
de mar y espuma y viento.
El miércoles 6 de abril de 1994,
en un lugar tan trivial como lo es una cafetería,
una mujer y un hombre se enredaron
en tácito combate de miradas.
                                                          Quién me diera
no haber sido aquel hombre.


ANÓNIMA

Ni muy feliz, ni triste. Como tantas,
parecerá insensible a cuanto pueda
ocurrir a su lado. Cada día
andará iguales calles y las mismas
sombras la mirarán pasar. No habrá ninguno
capaz de distinguirla de las otras,
así, a primera vista. Cada día
se va muriendo un poco (no comulga
con esa triste rueda de molino
de la moderna mística; el trabajo,
rutinario y vulgar
bien lo comprende
la embrutece y anula). Y qué remedio
queda. Y qué
remedio.
Pero yo sé que guarda
intacta esa frescura y delicada
del corazón ardiente y una innata,
joven curiosidad. Estará sola,
como solos están los que, de un modo
u otro, son acaso diferentes.
Y no sospechará que hubo una tarde
en la que fue dictándome un poema.

SÁBADO

Más de una hora inquieto,
tratando de encontrarla por las calles, apostado
en sitios estratégicos
esquinas
en teoría casi inevitables, húmedos
bares de tres al cuarto, paradas
de autobuses
qué se yo
y ahora,
ahora estaba ahí,
tranquila,
tan campante, guapísima, del otro
lado del cristal.
La había visto
de lejos
de muy lejos
diría,
para estos ojos miopes con que ando

Ahí está
ahí está, pensé,
y se agitó mi espíritu lo mismo
que se agitan las aguas t
ristes de los lagos
con la brisa de otoño.
Era el momento,
esa ocasión que ni pintiparada, única: bastaría
con empujar la puerta,
mentir
un simple encuentro fortuito,
entrarle al quite, buenos
días caramba, vaya una
feliz casualidad, y todo hecho,
todo;
y luego, ya se sabe, cada uno
debe tener su arte de enrollarse, su ars
amandi, como ya dijo Ovidio.
Era el momento
sí.
Pero pasé de largo
igual que un apestado, como un perro
con pulgas
y el rabo bien metido entre las patas,
jadeando,
sin osar tan siquiera echarle una mirada de reojo:
apijotado, vamos.
Pasé de largo
como las aves pasan en los cielos
y el sol sobre los días
y las flores
que quieren reposar en sus cabellos
y morirse en sus manos,
y no saben.

VICTOR BOTAS 

Fue un escritor perteneciente a la generación poética del 68. Su obra se enmarca en un segundo tramo generacional cuyos autores no siguieron la "disidencia" propia de los poetas novísimos, sino que trataron de modular tradiciones precedentes sin romper con ellas.

 

Licenciado en Derecho por la Universidad de Oviedo, colaboró como profesor ayudante en dicha institución y ejerció la abogacía durante varios años. Fue autor de diez libros de poemas, el primero de los cuales, titulado Las cosas que me acechan (1979), "muestra ya un inventario temático -la ausencia amorosa, la pervivencia de la poesía sobre la vida, el transcurso misterioso del tiempo- que desarrollará en su producción posterior".2

Botas fue finalista del Premio Nacional de la Crítica con el poemario Historia antigua, y fue incluido por el poeta y crítico literario José Luis García Martín en las antologías Las voces y los ecos (1980) y Treinta años de poesía española (1996). Precisamente fue García Martín quien orientó sus lecturas y le animó a publicar,3 y juntos fundaron la tertulia literaria del café Oliver de Oviedo, que posteriormente pasó a celebrarse en la cafetería Yuppi.

Tras su fallecimiento prematuro, se publicaron importantes estudios acerca del autor asturiano, como son La obra literaria de Víctor Botas (1995), colección de escritos dirigida por José Luna Borge; La poesía de Víctor Botas (2004), tesis de licenciatura de Luis Bagué Quílez; o el volumen Víctor Botas y la poesía de su generación. Nuevas miradas críticas (2005) –cuyo editor fue Leopoldo Sánchez Torre–, que recoge las actas de un congreso organizado por la Universidad de Oviedo el año anterior. Asimismo, en 2006 vio la luz el libro Víctor Botas. Con el lenguaje de la melancolía, en el que el crítico José Havel reúne textos y fotografías inéditos de Botas, así como un documental homónimo con antiguas filmaciones familiares.

fuente:Wikipedia