sábado, 21 de junio de 2014

TU PARTE DEL TRATO






TU PARTE DEL TRATO

Bueno, está bien, hagamos un trato:
puedes mentir cuanto quieras, yo
fingiré creerte
mientras estés a mi lado y el tiempo
se vierta en los albergues
de la agitada efervescencia

como atraviesa un extraño su propia vida,
como transita un arroyo la noche oscura.

Puedes mentirme.
Fingiré creerte.
Sonreiré a tu lado.
Compartiré mis brazos

cuando a la tarde le crezcan puñales,
cuando el deseo se arrime a tu vientre
y vengas a mí
cansada y herida

desataré la lluvia,
desmontaré los nudos,
abrigaré tu pecho
con mi fuerza última, siempre,

mientras estés a mi lado y el tiempo,
arena licuada,
se nos disuelva entre los dedos,
puedes
mentirme.

Pero no te vayas aún, 
no te retires
más allá de este pacto,
aunque la calma,
aparente, predecesora,
quiera enterrarnos

bajo el discreto recuerdo
de lo que fuimos.

DAVID MINAYO, 2014 

jueves, 19 de junio de 2014

DOS POEMAS DE ABEL SANTOS





DEFENSA PERSONAL

Noche de domingo. En casa.
Una pareja se pelea en plena calle
y los gritos llegan, como un gancho de izquierda
en el mentón dormido,
a nuestra habitación en una sexta planta.
Pienso en aquella frase de Carver¹
que habla del material útil para un poema:
Coge todo eso, utilízalo.
Inclinados en el balcón
vertiginoso de los hechos, no se me olvidan
los malos tragos que pasé
y que hice pasar a algunas
a la salida de un bar. Ahora entiendo
un viejo proverbio, te digo,
ojeado cuando era adolescente
en una revista de formas de autodefensa:
«Ata a dos pájaros juntos,
creerás que tienen cuatro alas,
pero no podrán volar».
Y es un buen método,
tú y yo estamos de acuerdo, abrazados
de regreso a nuestro nido,
para que los dos guardemos distancias,
 
contra lo que se llama amor.


LA POESÍA

                  Para ir aprendiendo en la noche 
                  cómo ladran ahora los fantasmas
                  del tiempo y la poesía. 
                                           Luís García Montero


Era la más alta de su clase y luego se quedó
estancada.

Le vienen a la memoria
imágenes de cómo Oscar Wilde
le daba vida a las palabras
tal como ella jugaba a las muñecas.

Afuera, las rimas golpean los muros
a ritmo de Hip-Hop.

No sabe a qué hora llegará
su pobre hijo,
y si vendrá con versos que merezcan un beso
o hecho un poema,
                                roto,
fuera de sí,

por la escalera violenta del mundo que niega
ascensores al cielo.

Y ahora, en la televisión,
ahora que la vida puede imaginarse
sin haber leído nunca poesía,

ella mira,
impotente,

cómo arrasa el nuevo anuncio
de un clásico perfume.

ABEL SANTOS 
 

Criado en ciudades dormitorio del extrarradio, vive en Cornellá hasta los 15 años. Desde entonces reside en Sant Boi de Llobregat con estanciasbreves en ciudades como Madrid o Zaragoza.
Ha publicado los libros de poemas Esencia (Ediciones Az90, 1998), El lado opuesto al viento (Parnass Ediciones, 2010), Todo descansa en la superficie (Ediciones Vitruvio, Colección Baños del Carmen, 2013).
Pronto verá la luz una breve antología personal de su obra poética titulada Demasiado joven para el blues.
Ha coordinado la antología La casa de los corazones rotos, donde reúne a 20 poetas a los que admira, entre los que se encuentran Roger Wolfe, Pablo Casares, Karmelo C. Iribarren, Itzíar Mínguez Arnáiz, el aforista Ramón Eder y el cantante, pintor y poeta Diego Vasallo.
Ha colaborado en numerosas antologías de poesía y narrativa; también ha prologado libros como el I Concurso de Microrrelatos Lorenzo Silva. Sus poemas han sido publicados en diversas revistas impresas y digitales. En 2011 fue encargado de prensa y relaciones públicas del I Festival de poesía y microrrelato: Vilapoética, de la ciudad de Viladecans.
Tras 8 años metido en drogas y alcohol, aunque sin abandonar la escritura, de todo ese material adverso sale el libro de poemas El lado opuesto al viento, en el que advierte de los peligros de traspasar ciertos límites.
Sin estudios relevantes y de formación autodidacta, su estilo, claro y afilado, de una lírica casi en ruinas, trata temas urbanos y cotidianos, aunque casi siempre inclinado hacia un crecimiento personal. Él mismo ha bautizado su poética de Realismo Bastardo, que bebe tanto del mundo real como del mundo poético o más introspectivo, sin una clara escuela o movimiento como padre definido.
Algunos de sus poemas han sido traducidos al árabe y al inglés.
Desde 2010 administra su propio blog: Demasiado joven para el blues

www.abelsantospoesia.blogspot.com






martes, 10 de junio de 2014

DOS POEMAS DE KARIM CHERGUI






LUCÍA MADEIRA CAEIRO

"Debo de ser uno de los primeros deportistas 
que tuvieron que jugar un partido con cien mil personas en contra."
                                                                     Luis Felipe Madeira Caeiro, Figo

Lucía salta al Nou Camp
y es el diez del Madrid y del cinismo.
El campo es un panal de ira
mientras ella mira, profesional, hacia los haters:
acabemos con esto de una vez.
La bilis se mide en decibelios
y es ese ruido mi silencio
cuando me mira y enseguida comprende
que no habrá olvido
ni perdón.
Habitan cien, exactamente cien
verdades
falsas
en su mirada de Judas de élite,
y yo me las creí todas:
las dos ligas, las dos copas del Rey,
las exactas 96 veces en las que me convenció
de que Tesalónica no era ni esdrújula ni ciudad.
En eso pienso mientras el partido avanza
y así la inquina:
ella conduce el balón y la gente ¡Figo Judas!
ella trata de jugar al primer toque
y no es más rápida que ese odio exponencial;
ella existe y yo una pancarta “Lucía, filla de puta”
Ahora se acerca para lanzar un córner.
Desde la esquina busca a Iván Helguera,
que ha subido a rematar,
pero algo la distrae,
algo que le ha caído desde la grada.
Entonces se gira y lo ve:
a sus pies mi último poema,
la cabeza de un cochinillo.

  
POR ESO


Ella no es una chica espectacular, ella es sólo una chica normal que me  flipa.

Porque ella no es campeona del mundo en nada
pero si la pienso fuerte le nacen tragaluces a los techos
y empiezan a moverse solos los columpios de los parques
y empieza a nevar sobre las playas
mientras por la calle
los niños pequeños me miran con sus ojos grandes
como diciéndome
has sido tú, ¿verdad?

Por eso me flipa.

Porque ella mata a las rosas muertas
y hace lazos de cuello de cisne con las agujas del reloj
pero sus ojos no son como los de vuestras novias,
no son de azul laspilázuli ni verde jade,
son vulgares y marrones como los de cualquiera,
y sin embargo cuando ella me mira, me suena La Marsellesa por dentro,
me mira y me ve más valiente que el trueno,
aunque es ella la inconsciente que vuela sin tren de aterrizaje,
kamikaze perdida, hacia mí,
yo antes no era así, me dice,
pero entonces
tú.

Por eso me flipa.

Porque tiene todos los defectos de la mujer verdadera
pero ni un solo lunar, os lo juro, ni uno solo,
os lo digo yo, que los he buscado con lupa y cartabón,
con mapas y sextantes,
y he encontrado a cambio
las huellas de la vida en su piel,
trazos minúsculos de ruedas de bicicleta en sus muslos,
piel de naranja en sus nalgas
que me dicen
yo sólo soy real.

Por eso me flipa.

Porque es el pan y la tierra.

Porque la miro y pienso
que quién quiere princesas
quién quiere trenzas de arcoíris
quién amores de gominolas,
cuando tiene delante los defectos de la mujer cierta
que llora y sangra y suda contigo
las batallas que en tantas otras ocasiones perdimos
pero que quizás, sólo quizás,
esta vez
no.

KARIM CHERGUI ,

Poeta español, nacido en Melilla en 1979. Gran comunicador, acostumbra a participar en jams poéticas, y se le suele ver —con cierta frecuencia— durante las tardes de los martes en el madrileño Diablos Azules Bar. En su poesia mezcla el lenguaje cotidiano con elaboradas imágenes. Es autor del  poemario La Nadia que no veis, y administrador del siguiente blog:

www.elblogdekarim.blogspot.com



Sobre él, él mismo cuenta:


No me gusta que me hablen los taxistas. Tampoco cuando me cortan el pelo. No me gusta que cuando estoy mirando ropa alguien se me acerque y me diga hola, ¿te puedo ayudar? Ni aunque esté buena. Me gusta leer libros de pie en las librerías, aunque me pongo nervioso cuando una chica se pone a curiosear un libro a mi lado. Cualquier día me dará por invitarla a un café. No me gusta el café. Lo de invitarla "a un café" sería sólo por convención, se entiende. Para que supiera que tengo huevos pero que no soy peligroso. Tú me decías eres peligroso, miras hondo. Y yo respondía, te dije que no te convenía quitarme las gafas. No me gusta hablar con desconocidos. Con algunos. El taxista de esta mañana. Sólo me corto el pelo tres veces al año. Tú me llamabas Principito.