martes, 10 de septiembre de 2013

DOS POEMAS DE ENRIQUE GRACIA TRINIDAD



FRÁGIL INSOMNIO

Qué más me da que el sueño
no comparezca a estas alturas.
El único peligro
es que tanta vigilia engendre versos,
palabras del oficio
sin nada interesante que decir de verdad,
quiero decir sin nada que vivir.
Lo que da miedo es que el papel,
amigo de costumbre, ciego,
funcionario de todas mis derrotas,
piense que es importante
y se deje escribir alguna historia innecesaria.

Sé que es mucho más digno
sofocar en amor los amores ausentes
—siempre hay algún amor ausente,
hasta el que nunca se marchó—.
Más seguro será no someter
la angustia a las palabras,
aplacar las ideas
sobornando al cerebro con algún paraíso de alquiler;
subsistir quedamente,
con los dedos perdidos en la urdimbre del tiempo,
la que todo jersey
guarda celosamente por la sisa;
no pretender la eternidad como una novia complaciente
que aguante el mal humor,
la soledad,
el abandono que se ejerce
como una profesión inevitable.

Quiero creer que no hay por qué dejar
que la tristeza gane,
que mis hijos, dormidos a estas horas,
son de verdad lo que sujeta el mundo.

Debo pensar que la esperanza,
diosa tan frágil siempre como el polvo de agosto,
no es de verdad violada impunemente
por la ciega lujuria de este tiempo insurrecto.
Quiero creer,
y quiero sobre todo no tener que escribir.
Pero es inútil.


TE QUIERO

                       Es una locura amar, a menos que se ame locamente.
                                                                                                   JEAN YTHIER

Cuando alguien pronuncia esas palabras
todo se paraliza.
Los asuntos más graves adelgazan,
las noticias se duermen
en los ordenadores,
las solemnes estatuas
bajan del pedestal, juegan al mus
y pierden compostura.
Algo queda en suspenso,
quizás la vida o cualquier cosa de mayor importancia.
Cuando alguien las pronuncia,
todo comienza a ser igual.
Y da lo mismo
que la Luna se olvide de mirarnos, que la cena esté fría,
que Dios no esté en su sitio y esto acabe
como el rosario de la aurora.
Da igual, para entendernos, que la lluvia de abril
ponga muecas de octubre,
que tengan más de un ojo el huracán,
el cíclope,
la perdiz de los trajes o el pirata del cuento.
Da igual que tú después te calles
y que yo no conteste.

ENRIQUE GRACIA TRINIDAD 

Ambos poemas se encuentran editados en el libro «Contrafábula», en la colección Fugger Poesía de la editorial Sial. Para ver los datos del autor ir al enlace: http://www.davidminayo.blogspot.com.es/2013/08/igual-igual-de-enrique-gracia-trinidad.html

 

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